sábado, 9 de octubre de 2021

El CRAS y el hormigón de ochenta años

¿Cuántas veces hemos oído, o incluso comentado, eso de que ya no se trabaja como antes? Algunas obras hechas en el pasado nos siguen sorprendiendo por su solidez y resistencia al paso de los años, incluso de los siglos, como esos puentes romanos que han seguido usando para el  tráfico casi dos mil años después de su construcción.
El caso que nos ocupa hoy no tiene sus raíces tan atrás en el tiempo, pero es antiguo, habla del buen hacer de otros tiempos y nos muestra cómo el CRAS ayuda a salir de problemas de manera sencilla y eficaz.
Pongámonos en situación: durante unos trabajos de ampliación en una estación de metro de una importante ciudad europea, toca eliminar unos bloques de hormigón que fraguaron allá por 1.940. Siguiendo los procedimientos habituales en estos casos, la empresa trata de demoler el hormigón usando martillos neumáticos.
Imposible. El buen trabajo realizado hace casi ochenta años por quienes fabricaron este hormigón hace que los “pica pica” no puedan hacer mella en el concreto. El proyecto global se ve ralentizado por un contratiempo inesperado. El buen trabajo hecho a mediados del Siglo XX se resiste a ser eliminado en pleno Siglo XXI.
El trastorno económico que causa la detención durante varios días de la obra por la imposibilidad de eliminar unos simples bloques de hormigón movió a la empresa encargada de hacer este trabajo a buscar otras soluciones.
Fue el momento para el cemento demoledor CRAS,  fabricado por la firma alavesa Kayati SL. Con la aplicación de este mortero, que se trabaja como un cemento y que genera, al fraguar, la presión suficiente como para romper las rocas más recalcitrantes, la eliminación de los viejos bloques de hormigón pudo hacerse con rapidez y seguridad.

Gracias al CRAS, los responsables del proyecto pudieron respirar tranquilos y continuar mirando al futuro, sin que el buen trabajo del pasado se interponga en su camino.